Tradicionalmente se pensaba que los Zamoranos éramos poco dados a desplazarnos por motivos laborales, y que más bien nos gustaba ir al colegio, al instituto, estudiar trabajar y jubilarnos en esta ciudad, sin pensar en cambiar de residencia. Doy fe que en gran medida esto ha sido así, y de hecho, de mis antiguos compañeros de instituto, la inmensa mayoría estudió una de las carreras que podían hacerse en la ciudad para tratar de quedarse trabajando aquí; y si puede ser en el negocio familiar, mejor.
Esta mentalidad ha sido una de las causas que siempre limitó el desarrollo de la provincia, porque esta endogamia genera una cerrazón en lo ya conocido y un rechazo de lo nuevo. Siempre pensé que para acabar trabajando en algo desafiante, nuevo y cualificado en Zamora (si es que volver a Zamora es el objetivo) es imprescindible salir a estudiar y formarse fuera, trabajar, vivir otras experiencias, y sólo entonces decidir si quieres volver con todo el bagaje adquirido. Yo lo hice y creo que el resultado no fue malo, aunque tampoco me quiero quedar en la autocomplacencia de pensar que con más esfuerzo hubiese sido mejor... Pero la mayor parte de mis ex-compañeros no lo hicieron, y esto les limitó seriamente su futuro profesional, ya que tal vez estudiaron algo que no eligieron para trabajar en otra cosa que encontraron, sin relación con su formación
Hoy leo un artículo en "la opinión", nuestro panfleto informativo local, que habla de los zamoranos que hoy en día salen a trabajar fuera. Tampoco voy a decir que sea una situación para festejar, porque la realidad social es que la mayor parte de los que nos abandonan son personas que se ven obligadas a hacerlo contra sus deseos y por motivos económicos, lo que toda la vida llamamos EMIGRANTES, y no personas que libremente desean "ver mundo" y buscar fuera del "terruño" formación y experiencia que aquí no encuentran. No voy a repetir en esta entrada un catálogo de lo que se deja (abandono del entorno familiary social, aspiraciones, proyectos) y de lo que se gana (amplitud de miras, nuevos estímulos, nueva gente, etc...) pero sí quiero recordar que igual de emocionante que es partir porque se desea, es frustrante marchar porque no hay un sitio para ti en tu tierra.
No obstante, creo que los actuales jóvenes, las personas que ahora tienen entre 16 y 30 años, son mucho mas dinámicos que las personas de mi generación, a las que nos costaba mucho más salir. Por contra a tantas críticas que se hacen a los jóvenes, mi opinión es que en general cada vez están mejor formados, son más dinámicos, más activos, y tienen un potencial mayor nunca; aunque también se enfrentan a una situación socio-laboral más complicada y cambiante.
Yo soy optimista, estoy seguro de que triunfarán y conseguirán sus objetivos, y que además mejorarán esta sociedad. Y si alguno desea volver, lo hará con la capacidad, los conocimientos, y la apertura de miras que proporciona haber estado fuera.
No obstante, creo que los actuales jóvenes, las personas que ahora tienen entre 16 y 30 años, son mucho mas dinámicos que las personas de mi generación, a las que nos costaba mucho más salir. Por contra a tantas críticas que se hacen a los jóvenes, mi opinión es que en general cada vez están mejor formados, son más dinámicos, más activos, y tienen un potencial mayor nunca; aunque también se enfrentan a una situación socio-laboral más complicada y cambiante.
Yo soy optimista, estoy seguro de que triunfarán y conseguirán sus objetivos, y que además mejorarán esta sociedad. Y si alguno desea volver, lo hará con la capacidad, los conocimientos, y la apertura de miras que proporciona haber estado fuera.